
CUARENTENA
¿Cuántos habré dado?
Si pudiera susurrarlos... Las frases me pueden asfixiar: una contestación mal dirigida puede estrangularme. Me hablaré: Simón, las palabras tejen hilos deliciosos que se enredan en los tímpanos.
En silencio, moverme sin que se escuchen mis pasos, rozando el suelo. Respirar lo necesario: ni más ni menos. Fraternidad; solidario hasta con la muerte embustera: te estrecha la mano y te atrapa. El último aliento se va en la caída: te arrastra por el suelo. Qué canalla.
Dormir, desconociendo el diagnóstico al despertar. Ay, el azar. Abrir los ojos y...Ah, ya. Iba en 58, 59, 60 pasos.